Cobrando vida

Es un terrible problema querer hablar de teatro sólo desde una perspectiva literaria, y es que, sin afán de menospreciar a la literatura, el puro texto se queda corto frente al montaje y sentir al personaje en carne propia.
La idea de hacer un conjunto de monólogos venía rondando por nuestras cabezas desde un año antes de que armáramos de manera concreta Etcétera... Luego pensamos que ya era tiempo de aterrizar esa idea, cada quien escogió el texto que quiso, se le puso un trazo, una melodía que lo identificara, un personaje completamente nuevo que no tuviera que ver con el contexto de donde el texto fue sacado.
"El piromaniaco" fue el único texto escrito para ser dramatizado, todos los demás fueron fragmentos de lo que nos gusta leer comúnmente. Con esto comprobamos que para hacer teatro no se necesita estrictamente de la dramaturgia porque el teatro en sí mismo es todo-abarcador.
El proceso de Etcétera... se manejó de manera un tanto fragmentada. La misma naturaleza de la obra se prestaba a que los ensayos pudieran ser casi casi por separado y al final sólo hilar las historias, intentar darles un sentido. Fue una forma completamente distinta de trabajar en comparación con las obras anteriores en donde éramos ya una masa compacta de tanto tiempo que estábamos juntos. Etcétera... nos ayudó a plantearnos a nosotros mismos en escena intentando resolver nuestros propios conflictos frente al trazo y frente al personaje. Fue el vivo ejemplo de una dirección conjunta de la que veníamos alardeando años atrás... y tal vez funcionó. 

Mayo 2011